Nosotros los hombres ya tenemos excusa para justificar el sueño post coital, puesto que se ha demostrado que se trata de una cuestión biológica, que no depende de nuestra intención.
Al contrario de lo que se pudiera llegar a pensar, no son nuestras neuronas las que huyen, sino la corteza cerebral, responsable del pensamiento consciente, se ‘apaga’ durante el orgasmo.
En este proceso, se ven involucradas otras dos áreas del cerebro: la corteza cingulada y la amígdala. Estas son portadoras de un mensaje de ‘alto al fuego’ para bajar la lívido e incluyen en su estrategia un cóctel de químicos que se liberan e inducen al sueño.
El sueño postcoital también tiene sus razones evolutivas. Evolutivamente hablando, el objetivo principal de un hombre es producir tanta descendencia como sea posible, pero como la naturaleza suele impedir la recuperación instantánea, le induce a un sueño reparador para cargar pilas.
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