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Cómo ponerse el traje en 2020

By | 6 mayo, 2020

Cómo ponerse el traje en 2020

Por mucho que el streetwear de la sudadera y las zapatillas de coleccionista haya dominado la última década, no hemos abandonado el traje en ningún momento. No lo hemos hecho por una cuestión estética, sino por una cuestión práctica. Sin embargo, el traje sigue siendo a día de hoy el uniforme del hombre por excelencia. Lo llevamos en la oficina y en las ocasiones formales, aunque siempre que podemos librarnos de él, lo hacemos. Hasta hoy.

Desde hace un par de temporadas las pasarelas nos han invitado a recuperarlo como último reducto de elegancia y poder. Decía Virgil Abloh que los Millennials miran todo como si no hubiera existido nada antes, así que vender el traje como la evolución natural de las tendencias –después de la muerte del streetwear– es lo más congruente del mundo. 

Más allá de las tendencias y poniendo un pie en la realidad, no podemos obviar que se viene una crisis a todos los niveles, tanto ética como estética. También económica, por supuesto. Por eso, la vuelta a las prendas que representan la elegancia clásica y atemporal, de esas que duran por muchos años, es el valor seguro de las firmas. Compra menos pero compra mejor, como proclamaba Cary Grant, uno de los hombres más elegantes de todos los tiempos. Y aquí es donde entra en juego el traje.

P/V 2020: Fendi, Giorgio Armani, Stella McCartney, Ermenegildo Zegna y Pal Zileri.
O/I 2020: Prada, Dolce & Gabbana, Paul Smith, Dunhill y Valentino.

© Gorunway.com / Cortesía de Stella McCartney

El traje de 2020 poco tiene que ver con el que llevaba Cary Grant. Es un dos piezas, sí, pero los tiempos actuales y mucho menos nuestro bagaje estética se acercan a los de Grant o a los de nuestros padres, por eso lo vestimos a nuestra manera. Se podría decir incluso que, por sus hechuras, el traje actual está como sacado del propio streetwear que hemos practicado en los últimos años. Es más holgado, casi como un chándal confeccionado en lanas, patas de gallo y príncipe de Gales. 

Eso sí, la nueva sastrería está clara sobre la pasarela y quizá sea sencillo trasladarla a la calle en su versión más desenfadada –con camiseta, camisas estampadas y zapatillas–; pero, ¿cómo se supone que se traduce esto a los entornos más formales, como la oficina?

La chaqueta

Se acabaron las estrecheces con el traje. Las chaquetas de 2020 son, en su mayoría, cruzadas y holgadas. Largas y de hombros poderosos. Recuerdan un poco a las de los yuppies de principios de los 90. Aunque todas las proporciones –de largos y de hombros– dependerán de las hechuras de cada uno. ¿Cómo se traduce esto a la vida real? No te asustes, el corte predominante seguirá siendo el slim, pero no será tan entallado como en años anteriores. Las costuras se irán soltando poco a poco dejándonos más capacidad de movimiento. El toque distintivo lo encontraremos en las solapas. Las skinny desaparen para dejar de nuevo paso a las estándar y las XXL, ya sean con muesca o en punta de lanza. 

© Cortesía de Zara

El pantalón

Ya deberíamos estar acostumbrados a los pliegues del pantalón. Es fácil encontrarlos tanto en los de sport como en los del traje, aunque los de caja lisa no desaparecerán del todo. La pasarela propone o bien los rectos y generosos de tela en el bajo o bien los de corte carrot –esos más holgados por arriba y más estrechos según alcanzan el tobillo–, con o sin pliegues en la caja. Los slim languidecerán en los percheros para los que se aferran a ellos como a un clavo ardiendo y los skinny ni se asomarán a las tiendas.  Nuestra recomendación para ir acostumbrando el ojo a esta nueva silueta es apostar primero por los carrot con pinzas para, poco a poco, pasar al straight fit.

© Cortesía de Zara

Colores y estampados

El azul, el gris y el negro seguirán con nosotros como básicos absolutos de nuestro armario sartorial. La raya diplomática los acompañará, así como el príncipe de Gales en escala de grises. Pero si indagamos en el apartado de tendencias de 2020, ¿qué nos vamos a encontrar? Los tonos marrones son los predominantes, desde el tono chocolate que hemos visto en Fendi, Paul Smith y Valentino hasta los ocres de Ermenegildo Zegna. Sin embargo, el rey será el rosa empolvado, que se combina solo (como hace Stella McCartney) o con todos los anteriores para restarle impacto visual (como en Brioni).

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